miércoles, 30 de marzo de 2011

El televisor en la familia.












Nos reunimos un domingo en la tarde en la casa de la abuela para llevar a cabo la reunión familiar mensual que es tradición en mi familia, entre conversaciones, comida y carcajadas pasamos el día. Al rededor de las 5:00 p.m. nos sentamos frente al televisor para ver el partido Nacional Vs Santa Fe, ese aparato capturó por completo la atención de unas veinte personas.

"Gooooooooool", gritamos todos en coro, "Falta, eso fue falta", comentaban los hombres, "Eso, vamos, pase la pelota, corra, ¿pa' dónde va?, "Gooooooooooooool", "ah, gol del Santa Fe" y muchas otras exclamaciones, celebraciones, alegatos y murmullos hacían temblar las ventanas de la sala por el ruido a un exagerado volumen, ¿veinte fanáticos juntos?, ¡eso era demasiado! Todo iba bien, pero se puso mejor cuando la imagen comenzó a verse borrosa.

El tío Jaime intentó reparar el daño, pero no lo logró, movimos la antena, le dimos golpecitos al televisor, desconectamos el cable, apagamos, encendimos de nuevo y la imagen no volvió. "Ah, que tiesto de televisor", dijo mi primo David. "¿Tiesto? respete el televisorcito que tanto nos ha servido, es muy bueno mijo", le contestó la abuela. "Tiestos los que nos tocaron a nosotros, y eso que en nuestra época eran una novedad", agregó el tío.

Y empezó una discusión en torno al aparato, los tíos se trasportaron en el tiempo hasta llegar a su infancia y recordar los diferentes televisores que hubo en la casa y las anécdotas que pasaban al rededor de ellos: el radio televisor que les regalaron a los abuelos en la boda, el televisor de perilla y cuando peleaban por quien se paraba a cambiar el canal, la antena y las peleas para obtener señal montándose al techo, la felicidad con la llegada del control y las peleas por quien se quedaba con él, el televisor grande, el pequeño, el negro, el gris, el de varillas, el empotrado en una mesa, el que trajeron de San Andrés, el que se quemó con un rayo, el que tumbó no se quien cuando llegó borracho, en fin, un montón de televisores e historias. "Pero lo mejor de todo tuvimos televisor a color" Afirmó el abuelo.

" ¡Sin duda alguna! el televisor de mi casa era el único a color de la cuadra, mi papá con mucho esfuerzo le compró unas láminas que eran como acetatos o vidrios, teníamos tres opciones: pantalla azul, pantalla verde o pantalla con franjas de colores, era toda una novedad en la época y los niños de la cuadra se reunían en mi casa a ver televisión a color, y mi mamá, como buena anfitriona, nos daba chucherías. Yo tenía como siete años". Recordó Doris, una prima, y todos la apoyaron con risas.

En la casa de la abuela, la sala siempre ha sido el lugar más importante, allí está el televisor y es donde se reúnen todos para compartir en familia, cuando mi mamá y mis tíos estaban niños, se veían las obras teatrales que transmitían. "Yo me acuerdo de mis hijas viendo las novelas y jugando a hacer lo que veían en televisión, ellas se creían actrices, que yo soy Julanita, que yo Peranita, que usted es la mala y yo la buena y así se la pasaban, cambiando de personajes, mientras que el papá y yo les hacíamos fiesta a las payasadas que hacían, nos reíamos mucho".

Ellos habían tenido muchos tipos de televisores, mientras que a los más jóvenes de la casa apenas nos habían tocado 2 o si mucho 3 cambios, pero a pesar de que ellos sabían mucho, no tenían idea de que la televisión se transmite a través de fibra óptica o de microondas, y que la forma de transmisión de microondas era la que tenían cuando se montaban al tejado para reparar la señal o que el de fibra óptica era el paso al T.V. cable, y que una podían transmitir sólo a nivel regional y local mientras que la otra era satelital.

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